14 de julio de 2013

Guarda de mi hermano


El día de ayer compartía con un grupo de amigos acerca de lo importante que es ser buenos hermanos... sobre todo en la familia de la iglesia.
Fue un tiempo muy especial, donde pude observar que gracias a la oración se reestablecieron nuevos lazos de amistad entre jóvenes y adolescentes.

¿Acaso lo que pasó con Caín y Abel fue pura casualidad? ¿De dónde nació o cual fue la causa de la envidia y los celos entre hermanos que existen hasta en la actualidad?
Les comentaba a mis amigos, acerca de la similitud de esta historia con las historias de la mitología griega: Zeus & Hades... nuevamente la división no se da entre personas desconocidas, sino que muchas veces todo esto nace dentro de la misma familia.

Sin embargo, como ya conocemos por la Biblia, Dios se desagradó de la actitud de Caín y de los hechos que cometió contra su hermano. De la misma manera, Dios no se agrada cuando nosotros atentamos contra nuestros hermanos de la iglesia, ¡no es permitido atentar contra nuestra propia familia!

Por ello, un buen hermano:
  1. No juzga (Mt. 7:1)
  2. Perdona (Col. 3:13-15)
  3. Ayuda a llevar las cargas (Ga. 6:2)
  4. Soporta (Ef. 4:12)
  5. Protege (Jn 19:27)
  6. Ora por su hermano (Stg. 5:16)
Realmente les animo a que podamos ser verdaderos guardas de nuestros hermanos, no solamente por vínculo de sangre, sino también en nuestra iglesia. Que si algún día tenemos que responder esa pregunta que Dios nos haga: ¿dónde está tu hermano? ¿dónde está tu discípulo? ¿dónde está esa persona necesitada que te pidió ayuda?... podamos responder con total satisfacción: Yo le ayude y fui hasta donde me lo permitieron, un verdadero protector de mi familia.

Gracias por su tiempo, Dios te bendiga y compartan este blog. =)

8 de julio de 2013

El precioso nombre de Jesús

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Rom. 10:13)

Nadie puede realmente invocar el Nombre del Señor y no ser salvo. Esta invocación sincera y desesperada nunca queda sin respuesta. Cuando llegamos al final de nuestros propios recursos y abandonamos toda esperanza de salvarnos, cuando no tenemos a donde recurrir sino hacia arriba y en ese momento dirigimos al Señor un desolado llamamiento, Él escuchará y responderá.

Un joven Sikh llamado Sadhu Sundar Singh, determinó que si no encontraba paz, se quitaría la vida. Oró de esta manera: “Oh Dios, si hay un Dios, revélate a mí esta noche”. (Había estado en un colegio con maestras cristianas). Si no recibía una respuesta en siete horas le pondría fin a su vida en los rieles del siguiente tren que iba a Lahore. En las primeras horas de la mañana, tuvo un sueño en el que Jesús entraba a su habitación y le decía en Indostaní: “Estabas orando para conocer el camino correcto. ¿Por qué no lo tomas? Yo soy el camino”. Corrió a la habitación de su padre y le dijo: “Soy cristiano. No puedo servir a nadie más sino a Jesús. Hasta el día que muera, mi vida es Suya”.

Nunca he sabido de alguien que invocara el nombre del Señor con toda sinceridad de corazón que no fuera oído. Por supuesto, existen aquellos que oran al Señor cuando están en apuros, que prometen vivir para él si los libera y lo olvidan una vez que la presión desaparece. Pero Dios conoce sus corazones; sabe que fueron solamente astutos oportunistas y que jamás hicieron un genuino compromiso de corazón con él.

Persiste el hecho que Dios siempre contesta de alguna manera a aquel que lo busca desesperadamente. En países donde la Biblia no está disponible fácilmente, puede usar sueños. En otra parte puede hacerlo mediante una porción de las Escrituras, a través del testimonio personal, sirviéndose de literatura cristiana o con la ayuda de la coincidencia milagrosa de las circunstancias. De este modo, en un sentido muy real, es verdad que “aquél que busca a Dios ya lo ha encontrado”. ¡Eso es seguro!