El día de ayer compartía con un grupo de amigos acerca de lo importante que es ser buenos hermanos... sobre todo en la familia de la iglesia.
Fue un tiempo muy especial, donde pude observar que gracias a la oración se reestablecieron nuevos lazos de amistad entre jóvenes y adolescentes.
¿Acaso lo que pasó con Caín y Abel fue pura casualidad? ¿De dónde nació o cual fue la causa de la envidia y los celos entre hermanos que existen hasta en la actualidad?
Les comentaba a mis amigos, acerca de la similitud de esta historia con las historias de la mitología griega: Zeus & Hades... nuevamente la división no se da entre personas desconocidas, sino que muchas veces todo esto nace dentro de la misma familia.
Sin embargo, como ya conocemos por la Biblia, Dios se desagradó de la actitud de Caín y de los hechos que cometió contra su hermano. De la misma manera, Dios no se agrada cuando nosotros atentamos contra nuestros hermanos de la iglesia, ¡no es permitido atentar contra nuestra propia familia!
Por ello, un buen hermano:
- No juzga (Mt. 7:1)
- Perdona (Col. 3:13-15)
- Ayuda a llevar las cargas (Ga. 6:2)
- Soporta (Ef. 4:12)
- Protege (Jn 19:27)
- Ora por su hermano (Stg. 5:16)
Realmente les animo a que podamos ser verdaderos guardas de nuestros hermanos, no solamente por vínculo de sangre, sino también en nuestra iglesia. Que si algún día tenemos que responder esa pregunta que Dios nos haga: ¿dónde está tu hermano? ¿dónde está tu discípulo? ¿dónde está esa persona necesitada que te pidió ayuda?... podamos responder con total satisfacción: Yo le ayude y fui hasta donde me lo permitieron, un verdadero protector de mi familia.
Gracias por su tiempo, Dios te bendiga y compartan este blog. =)

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