LUZ EN OSCURIDAD
Isa 9:2. “El pueblo que andaba en la oscuridad ha
visto una gran luz; sobre los que vivían
en densas tinieblas, la luz ha resplandecido”.
Todo el mundo se ve afectado por el primer
hombre, Adán, y cada ser humano tiene una acción directa a través Jesucristo, el
segundo hombre, cuya muerte, resurrección y ascensión nos afectan a todos. Él es la Luz que ha resplandecido en
nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios
en la faz de Jesucristo. Cristo yacía sobre el pecho de María, y fue acunado en
sus brazos para luego liberarnos de las tinieblas. Él nos ha redimido y por
ello es posible para nosotros subir por la escalera de su cruz, sobre los
ángeles, los principados y potestades, y sentarnos con él en su trono de
gloria.
"¡Porque un niño nos ha nacido!" Él
es maravilloso, porque en él los extremos más maravillosos se encuentran. Él es
el Niño recién nacido, y también es el Anciano de los Días, que llena cualquier
vacío. Que crece en el conocimiento, pero en él se guardan las riquezas de la
sabiduría eterna. No solo se cuelga en agonía sobre la cruz, sino que da vida a
incontables miríadas. No solo es puesto en una tumba prestada, sino que vive
para siempre, ¡y la muerte no tiene poder sobre él!
Él es Consejero. Podemos contarles los
problemas de nuestro corazón. Pregunta a su consejo, y él no te engañará. Él es
el Príncipe de Paz, y "el aumento de su gobierno" en nuevas áreas de nuestra
vida interior, en los nuevos departamentos del alma, sobre las nuevas aperturas
de su existencia, sobre el incremento de la profundización, lo que aumenta cada
vez más, lo dilatado de su imperio; y cuando pasen los años, ello no tendrá
fin, porque el alma del hombre es infinita, y que se llevará a la eternidad
para llevar a cabo todo el significado del imperio de Cristo sobre nuestra
naturaleza.
¿Cuál es su respuesta a la afirmación de
Cristo? Os exhorto hoy día para poner humildemente el gobierno de todo lo que
se refiere a su vida sobre los hombros de Cristo, y luego encontrará que la
alegría y la paz se incrementarán. ¡Tanta alegría como nunca has sabido! La paz
como nunca antes había pronunciado dentro de tu corazón (Isa.9: 3).
ORACIÓN: Te damos gracias, oh Dios, por tu hijo, por
todo lo que Él ha hecho por nosotros, y vamos a hacer, porque todo lo que ha
sido para nosotros, y lo será. Sabemos que Él nos sostiene en su mano fuerte,
que nos ama con un amor que no puede dejarnos ir, que somos uno con Él en una
unión que nada puede romper. AMEN.
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